viernes, enero 27, 2006

Las urgencias del periodismo, según Juan José Millás

"No hay tiempo, es para ayer, por Dios, ábrelo por tres o cuatro sitios para hacerte una idea."

La frase es del periodista y escritor Juan José Millás (El País). Así, explica las urgencias del periodismo cuando se ve en la situación de reseñar un libro recién publicado.

Vía Periodista digital

jueves, enero 26, 2006

Evo Morales, según el otrora progre Vargas Llosa

Mario Vargas Llosa publicó en El País un artículo sobre Evo Morales, en el que analiza la gira por Europa del electo presidente. "Su atuendo y apariencia, que parecían programados por un genial asesor de imagen, no altiplánico, sino neoyorquino, han hecho la delicias de la prensa y elevado el entusiasmo de la izquierda boba a extremos orgásmicos", dice en un fragmento. Aquí va el texto completo.

Razas, botas y nacionalismo, por Vargas Llosa
La gira por Europa de Evo Morales, presidente electo de Bolivia, que dentro de unos días asumirá la primera magistratura de su país, ha sido un gran éxito mediático.
Su atuendo y apariencia, que parecían programados por un genial asesor de imagen, no altiplánico, sino neoyorquino, han hecho la delicias de la prensa y elevado el entusiasmo de la izquierda boba a extremos orgásmicos. Pronostico que el peinado estilo “fraile campanero” del nuevo mandatario boliviano, sus chompas rayadas con todos los colores del arco iris, las casacas de cuero raídas, los vaqueros arrugados y los zapatones de minero se convertirán pronto en el nuevo signo de distinción vestuaria de la progresía occidental. Excelente noticia para los criadores de auquénidos bolivianos y peruanos y para los fabricantes de chompas de alpaca, llama o vicuñas de los países andinos, que así verán incrementarse sus exportaciones.

Lo que más han destacado periodistas y políticos occidentales es que Evo Morales es el primer indígena que llega a ocupar la presidencia de la república de Bolivia, con lo cual se corrige una injusticia discriminante y racista de cinco siglos cometida por la ínfima minoría blanca contra los millones de indios aymaras y quechuas bolivianos. Aquella afirmación es una flagrante inexactitud histórica, pues por la presidencia de Bolivia han pasado buen número de bolivianos del más humilde origen, generalmente espadones que habiendo comenzado como soldados rasos escalaron posiciones en el Ejército hasta encaramarse en el poder mediante un cuartelazo, peste endémica de la que Bolivia no consiguió librarse sino en la segunda mitad del siglo XX. Para los racistas interesados en este género de estadísticas, les recomiendo leer Los caudillos bárbaros, un espléndido ensayo sobre los dictadorzuelos que se sucedieron en la presidencia de Bolivia en el siglo XIX que escribió Alcides Arguedas, historiador y prosista de mucha garra, aunque demasiado afrancesado y pesimista para el paladar contemporáneo.

No hace muchos años parecía un axioma que el racismo era una tara peligrosa, que debía ser combatida sin contemplaciones, porque las ideas de raza pura, o de razas superiores e inferiores, habían mostrado con el nazismo las apocalípticas consecuencias que esos estereotipos ideológicos podían provocar. Pero, de un tiempo a esta parte, y gracias a personajes como el venezolano Hugo Chávez, el boliviano Evo Morales y la familia Humala en Perú, el racismo cobra de pronto protagonismo y respetabilidad y, fomentado y bendecido por un sector irresponsable de la izquierda, se convierte en un valor, en un factor que sirve para determinar la bondad y la maldad de las personas, es decir, su corrección o incorrección política.

Plantear el problema latinoamericano en términos raciales como hacen aquellos demagogos es una irresponsabilidad insensata. Equivale a querer reemplazar los estúpidos e interesados prejuicios de ciertos latinoamericanos que se creen blancos contra los indios, por otros, igualmente absurdos, de los indios contra los blancos. En Perú, don Isaac Humala, padre de dos candidatos presidenciales en las elecciones del próximo abril —y uno de ellos, el teniente coronel Ollanta, con posibilidades de ser elegido— ha explicado la organización de la sociedad peruana, de acuerdo a la raza, que le gustaría que cualquiera de sus retoños que llegara al gobierno pusiera en práctica: Perú sería un país donde sólo los “cobrizos andinos” gozarían de la nacionalidad; el resto —blancos, negros, amarillos— serían sólo “ciudadanos” a los que se les reconocerían algunos derechos. Si un “blanco” latinoamericano hubiera hecho una propuesta semejante hubiera sido crucificado, con toda razón, por la ira universal. Pero como quien la formula es un supuesto indio, ello sólo ha merecido algunas discretas ironías o una silenciosa aprobación.

Llamo a don Isaac Humala un “supuesto” indio, porque, en verdad eso es lo que han dictaminado que es sus paisanos del pueblecito ayacuchano de donde la familia Humala salió para trasladarse a Lima. Una socióloga fue recientemente a husmear los antecedentes andinos de los Humala en aquel lugar, y descubrió que los campesinos los consideraban los “mistis” locales, es decir los “blancos”, porque tenían propiedades, ganado y eran, cómo no, explotadores de indios.

Tampoco el señor Evo Morales es un indio, propiamente hablando, aunque naciera en una familia indígena muy pobre y fuera de niño pastor de llamas. Basta oírlo hablar su buen castellano de erres rotundas y sibilantes eses serranas, su astuta modestia (“me asusta un poco, señores, verme rodeado de tantos periodistas, ustedes perdonen”), sus estudiadas y sabias ambigüedades (“el capitalismo europeo es bueno, pues, pero el de los Estados Unidos no lo es”) para saber que don Evo es el emblemático criollo latinoamericano, vivo como una ardilla, trepador y latero, y con una vasta experiencia de manipulador de hombres y mujeres, adquirida en su larga trayectoria de dirigente cocalero y miembro de la aristocracia sindical.

Cualquiera que no sea ciego y obtuso advierte, de entrada, en América Latina, que, más que raciales, las nociones de “indio” y “blanco” (o “negro” o “amarillo”) son culturales y que están impregnadas de un contenido económico y social. Un latinoamericano se blanquea a medida que se enriquece o adquiere poder, en tanto que un pobre se cholea o indianiza a medida que desciende en la pirámide social. Lo que indica que el prejuicio racial —que, sin duda, existe y ha causado y causa todavía tremendas injusticias— es también, y acaso sobre todo, un prejuicio social y económico de los sectores favorecidos y privilegiados contra los explotados y marginados.

América Latina es cada vez más, por fortuna, un continente mestizo, culturalmente hablando. Este mestizaje ha sido mucho más lento en los países andinos, desde luego, que, digamos, en México o en Paraguay, pero ha avanzado de todos modos al extremo de que hablar de “indios puros” o “blancos puros” es una falacia. Esa pureza racial, si es que existe, está confinada en minorías tan insignificantes que no entran siquiera en las estadísticas (en Perú, los únicos indios “puros”, serían, según los biólogos, el puñadito de urus del Titicaca).

En todo caso, por una razón elemental de justicia y de igualdad, los prejuicios raciales deben ser erradicados como una fuente abyecta de discriminación y de violencia. Todos, sin excepción, los de blancos contra indios y los de indios contra blancos, negros o amarillos. Es extraordinario que haya que recordarlo todavía y, sobre todo, que haya que recordárselo a esa izquierda que, arreada por gentes como el comandante Hugo Chávez, el cocalero Evo Morales o el doctor Isaac Humala están dando derecho de ciudad a formas renovadas de racismo.

No sólo la raza se vuelve un concepto ideológico presentable en estos tiempos aberrantes. También el militarismo. El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, acaba de hacer el elogio más exaltado del general Juan Velasco Alvarado, el dictador que gobernó Perú entre 1968 y 1975, cuya política, ha dicho, continuará en Perú su protegido, el comandante Ollanta Humala, si ganase las elecciones.

El general Velasco Alvarado derribó mediante un golpe de estado el gobierno democrático de Fernando Belaúnde Terry e instauró una dictadura militar de izquierda que expropió todos los medios de comunicación y puso los canales de televisión y los periódicos en manos de una camarilla de mercenarios reclutados en las sentinas de la izquierda. Nacionalizó las tierras y buena parte de las industrias, encarceló y deportó a opositores y puso fin a toda forma de crítica y oposición política. Su desastrosa política económica hundió a Perú en una crisis atroz que golpeó, sobre todo, a los sectores más humildes, obreros, campesinos y marginados, y el país todavía no se recupera del todo de aquella catástrofe que el general Velasco y su mafia castrense causaron a Perú. Ese es el modelo que el comandante Chávez y su discípulo el comandante Humala quisieran —con la complicidad de los electores obnubilados— ver reinstaurado en Perú y en América Latina.

Además de racistas y militaristas, estos nuevos caudillos bárbaros se jactan de ser nacionalistas. No podía ser de otra manera. El nacionalismo es la cultura de los incultos, una entelequia ideológica construida de manera tan obtusa y primaria como el racismo (y su correlato inevitable), que hace de la pertenencia a una abstracción colectivista —la nación— el valor supremo y la credencial privilegiada de un individuo. Si hay un continente donde el nacionalismo ha hecho estragos es en América Latina. Esa fue la ideología en que vistieron sus atropellos y exacciones todos los caudillos que nos desangraron en guerras internas o externas, el pretexto que sirvió para dilapidar recursos en armamentos (lo que permitía las grandes corrupciones) y el obstáculo principal para la integración económica y política de los países latinoamericanos. Parece mentira que, con todo lo que hemos vivido, haya todavía una izquierda en Latinoamérica que resucite a estos monstruos —la raza, la bota y el nacionalismo— como una panacea para nuestros problemas. Es verdad que hay otra izquierda, más responsable y más moderna —la representada por un Ricardo Lagos, un Tabaré Vásquez o un Lula da Silva— que se distingue nítidamente de la que encarnan esos anacronismos vivientes que son Hugo Chávez, Evo Morales y el clan de los Humala. Pero, por desgracia, es mucho menos influyente que la que propaga por todo el continente el presidente venezolano con su verborrea y sus petrodólares.

El reloj que te despierta cuando estás listo

Siempre sostuve que los despertadores van "contra natura". Y que uno debía levantarse cuando el cuerpo lo manda, cuando la cama molesta. Ahora, inventaron algo parecido. Es el reloj aXbo, que hace sonar su alarma sólo en el momento más indicado para despertarte. Durante la noche registra tus movimientos, y así determina que tan profundo es tu sueño, para despertarte en el momento más conveniente, dentro de un espacio de tiempo predeterminado. El reloj cuesta 200 euros.

Vía i4U

martes, enero 24, 2006

Crean un diario que publica sólo obituarios

Se llama Necrópoli.com. Es un diario que busca llevar a la red las noticias necrológicas de España. Nota completa en Periodista Digital.

Entrevista a Litto Nebbia


Hoy salió en tapa de Clarín Espectáculos una entrevista que le hice a Litto Nebbia. La nota tiene una omisión: no hablamos de Danza del corazón, el último disco de él. El lanzamiento fue en noviembre del año pasado -no es una novedad-, pero podría haberle preguntado algo. Hablamos más de su obra y del sello que de lo que está haciendo ahora. Aquí va el link a la nota completa. Y, para salvar lo del disco, va un audio.


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Es La libertad, del disco Siempre Bailan, grabado en vivo en una presentacion en un programa de ATC de fines del 2000.

domingo, enero 22, 2006

Mi vuelo en parapente


Hoy salió en Clarín Viajes una nota que hice sobre vuelo en parapente. Para escribirla, hice un vuelo bautismo en Longchamps. Escribir notas de viajes es, para mí, una forma de aprendizaje. Primero porque nunca antes lo había hecho. Y segundo porque, en muchos casos, tenés que transmitir una sensación muy personal sobre paisajes, lugares y gentes. Aquí va la nota completa.

Disfrutando del campo a vuelo de pájaro
-¿Estás listo para volar? -pregunta el instructor, como si uno pudiera prepararse para hacer algo que nunca hizo y que da un poco de miedo. Sólo un poco.
-Sí -contesto.
Llevamos puestas dos mochilas tipo campamento, de unos 10 kilos cada una. De espaldas a nosotros, en el césped, yace el parapente, arrugado como una cama sin hacer, pero a punto de inflarse.
Una camioneta pequeña carga -como una prótesis- un torno en el guardabarros. En el torno hay una soga que ata al parapente. La camioneta inicia el recorrido de los mil metros de una de las pistas del aeroclub de Longchamps. Cuando arranca, el instructor grita: "Corré". La corrida no es más que un pequeño trote de menos de 50 metros. Y el parapente gana altura. O, mejor dicho, la altura nos gana a nosotros. Y se vuela.

Sería una obviedad decir en este párrafo que el hombre siempre quiso ser pájaro y que ésta es la oportunidad para lograrlo. Con poca tecnología aeronáutica a cuestas, la sensación de flotar en el aire es, al menos, suave y silenciosa. Y es una buena -dicen los especialistas que la mejor- imitación artificial del otro vuelo, del natural: el de los pájaros.
Cuando la camioneta llega al final de la pista, se tira de un piolín y se inicia el vuelo libre. El instructor controla al parapente con unas cuerdas y éste se mueve de acuerdo a las corrientes térmicas. Y uno, como espectador cada vez más callado, sólo va cayendo como una pluma.
En esa caída –puede durar entre 20 y 30 minutos, de acuerdo al clima-, se pueden ver plantaciones de soja, la ciudad de La Plata, Ezeiza, un rectángulo celeste, que es la pileta del aeroclub, y gente del tamaño de un muñeco Playmobil.
El vuelo libre puede alcanzar los 300 metros y no se requiere de entrenamiento previo. Todos los fines de semanas, personas de 12 a 80 años llegan al aeroclub, donde además de volar se puede disfrutar de la pileta, los asadores y el parquizado -el uso de las instalaciones libre con el pago de un vuelo- que en el aire es un manchón verde.
El vuelo está terminando. Por un extraña razón, el instructor adivina que uno prefiere estar callado allá arriba. Y habla poco. Lo necesario. Me pregunto en qué estará pensando. En volar como símbolo del pensamiento y de la imaginación. En volar como los pájaros. O sólo se dejó ganar por la altura y por el goce. Me quedo con la última opción.

viernes, enero 20, 2006

Imperdible spot de Honda Civic



Llegué a este comercial que está arriba a través de Mirá!. Es un spot de Wieden + Kennedy de Londres para Honda Civic. Se llama Choir (Coro) y, siguiendo con la campaña "Impossible Dream", muestra a un coro especialmente formado para el aviso, que refleja las experiencias que se viven al manejar un Civic. Es la misma agencia que hizo otro -el que está abajo- en el que las piezas de un Honda caen con efecto dominó. Imperdibles.

La voz más famosa del mundo


La enciclopedia libre Wikipedia define a Hal Douglas como "Perhaps the most recognizable trailer voice in the business". ¿A qué se dedica este hombre? Es la voz que está detrás de casi todos los trailers que se preparan en Hollywood. La industria del cine estadounidense estrena unas dos mil películas por año. Algo de trabajo tiene el muchacho.

Aquí va un ejemplo


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Entrevista a Alicia Zanca


La hice para Clarín Espectáculos. Salió hoy. La actriz habla de su participación en la tira Se dice amor y de su trabajo como directora.

Nota completa

"El periodista está perdiendo los privilegios que le otorgaban los monopolios informativos"

Lo dijo Hugo Pardo Kuklinski, en una entrevista a Dialógica. Kuklinski es doctor en Comunicación Audiovisual en la Universidad Autónoma de Barcelona y Licenciado en Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Buenos Aires. Profesor Titular del Departamento de Comunicación Digital de la Facultad de Empresa y Comunicación e Integrante del Grup de Recerca d'Interaccions Digitals de la Universitat de Vic.

- ¿Cuáles son las competencias que tendría que tener un periodista digital?
- Justamente estamos trabajando sobre esto en nuestro grupo de investigación en la Universitat de Vic. Se trata de señalar los nuevos perfiles profesionales que surgen en las empresas de comunicación y que competencias tienen esos nuevos profesionales. El periodista digital es uno de ellos.
Creo que primero están todas las capacidades que un periodista debe tener y que pocas veces tiene. Me refiero a una potente visión global de la realidad y sus matices, creatividad para investigar, desenfado para encontrar la noticia y principalmente estar lo más alejado posible de los intereses creados a su alrededor, sobre todo los del propio medio. Salvando esto, debe tener capacidades digitales crecientes. Hoy podríamos mencionar las siguientes: un manejo sutil y eficiente de los motores de búsqueda, conocimientos de HTML y de software WYSIWYG como Dreamweaver y Photoshop, experiencia como bloggero, conocer las normas básicas de cómo escribir en la Web1. Además debería saber utilizar video y audio y ambos saber editarlos, desde luego. Y digo hoy, porque este proceso irá a más y sus capacidades digitales serán condición imprescindible para realizar su trabajo. Se trata de una convergencia de todas las capacidades. Internet esta dejando de ser un medio que compite con otros para ser la plataforma contenedora más eficiente para todos los medios.

Nota completa

miércoles, enero 18, 2006

Uso y abuso de la adjetivación en el periodismo

En el diario El País de hoy, Elvira Lindo escribe una columna sobre el uso -y abuso- de los adjetivos en la prensa. "El adjetivo está en alza en el periodismo. Tanto es así que, aunque en secreto albergas la sospecha de que caminas por un terreno facilón, si te entregas a la tarea de adjetivar violentamente no te atreves a renunciar a la adjetivación por miedo a perder clientela, por miedo a ser tachado de poco vehemente", dice en un fragmento de la columna.

Link
El País

La revista Luz, un paso adelante

Hace algunas semanas, la revista Noticias, de la editorial Perfil, confundió en su tapa al hijo del presidente con el asesor legal de Canal 9. Primer error. Ahora, el blog Las Periodísticas descubrió otro error grave: la revista Luz que salió el domingo 8 tiene fecha del 15. "Su sección Para agendar cubre del 15 al 21 de enero.Para el día 19 dice: Gesell Rock. A partir de hoy, y hasta el domingo 22, se lleva a cabo una nueva edición de uno de los eventos de rock más importantes del verano…”, advierte el periodista Daniel Seifert en su blog.

domingo, enero 15, 2006

Lo nuevo de Cuatro Vientos

El sábado salió en Clarín Espectáculos una entrevista que le hice al grupo de saxofonistas Cuatro Vientos. Los músicos presentarán Sudestada, su nuevo show, el 20 de enero en el Teatro La Comedia. Para los que no lo conocen, aquí un audio del grupo.


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"Nunca tuvo novio" (1930), de Agustín Bardi (música) y Enrique Cadícamo (letra). Versión de "Cuatro vientos".

El arte de mentir


La revista Magazine, del diario español El Mundo, publica hoy un interesante artículo sobre la mentira. Allí se reseña que, según un reciente estudio, el cerebro de los mentirosos tiene menos materia gris, lo que se traduciría en una menor preocupación por lo moral. "Todos mentimos, algunas encuestas dicen que mucho: al menos 20 veces al día. El periodista cuenta su propia experiencia, reconoce que lo hace a menudo y defiende que mentir moderadamente sirve para sobrevivir", dice el copete de la nota.

Texto completo

El sentido de la vida, según Rozitchner

El siguiente texto es del filósofo Alejandro Rozitchner y forma parte de un intento de "rediseño de la materia filosofía de los colegios secundarios", según explicó.

GUIA DE SENTIDO SOBRE LA VIDA
Para qué vivo, para dónde voy, cuál es mi destino, para qué fui creado, para qué vine a este mundo, qué quiere decir todo esto? ¿Se vive para algo, por algo, o simplemente se vive? ¿Es simple vivir? ¿Es complejo vivir, por qué? ¿Complejo quiere decir difícil, extraño, incomprensible? ¿Complejo quiere decir lleno de cosas, partes, tensiones, momentos, dificiles de reunir en una comprensión sencilla? ¿Puede entenderse la vida? ¿Debe entenderse? ¿Tiene razón el poeta alemán Rilke cuando nos dice: “no trates de entender la vida/ entonces ella será como una fiesta”? ¿Acaso entender no puede ser parte de la fiesta, no es lindo entender, no ayuda a vivir, no puede ser la comprensión parte de la realización del sentido de la vida? ¿No se equivoca Rilke al pretender que la comprensión limita la intensidad de los momentos?

¿Tiene sentido la vida, ella, en sí misma, o hay que dárselo? ¿Tiene sentido la vida en general, la vida de la naturaleza, existe por y/o para algo, o existe simplemente por
existir, como un azar del universo, y es –como dice el pensador francés Georges Bataille- “una aventura ininteligible”? ¿Va para algún lado la vida del universo o lo suyo no es ir sino estar, no ir sino ser, simple y complejamente ser lo que es, un fenómeno valioso –para los vivos- pero indiferente para ese gigantesco e inabordable universo del que somos parte?
¿Tiene sentido mi vida, tengo que buscar captar y comprender ese sentido, está ya dado en mi, aunque no me de cuenta, o se trata de algo que tengo que construir? ¿Por qué a veces siento que mi vida tiene sentido, que voy para algún lado aunque no sepa para donde, y otras veces en cambio me siento vacío, perdido, sin sentido, sin dirección, sin nada en lo que apoyarme? ¿Tiene algo que ver lo que siento, en el problema del sentido, o se trata de algo objetivo, que está más allá de lo que cada uno de nosotros pueda llegar a sentir y pensar? ¿Se construye, el sentido de la vida, o viene ya construído? ¿Se trae al nacer o se consigue con el paso del tiempo? ¿Se llega a tener la respuesta a cierta edad, o no depende tanto de la edad sino de cada uno, de cómo resuelva las cuestiones que se plantean alrededor de esta pregunta?

¿Qué quiere decir la palabra sentido? ¿Dirección, sentimiento pasado, orden cósmico, forma de vida que debo seguir para sentirme bien, para cumplir con un plan que me excede? ¿Es el sentido de la vida el mismo para todos? ¿Es el sentido de la vida de cada uno una forma del destino individual, un camino propio que uno debe descubrir? ¿Quién puede ayudarme a descubrir el sentido de la vida, alguien? ¿Un cura, un profesor, un amigo, un amor, mi profesor o profesora de filosofía, un psicólogo? ¿Es una tarea más bien propia, individual, personalísima, algo que cada uno tiene que llegar a conocer de manera directa, sin intervención de los demás, o con una cierta intervención que sin embargo es sólo una ayuda, un estímulo, pero nunca una verdad que alguien pueda darme desde afuera de mí, sin conocer los detalles concretos y sensibles de mi forma de ser? ¿Hay sentido en una vida cuando hay acción, cuando uno se pone las pilas y asume su existencia, cuando se decide a dar las batallas que
tenga que dar?

¿Se trata, por ejemplo, de querer; es esa la respuesta, el sentido es lo que uno quiere, la dirección por la que desea avanzar, aunque no sepa muy bien como ni por qué, pero sintiendo de todas formas que algo quiere, que algo es importante, porque esa certeza no necesita explicarse plenamente para ser de todas formas certeza? ¿Se puede llegar a responder la pregunta por el sentido de la vida? ¿Puedo acaso llegar a decir: “el sentido de mi vida es tal”, esa claridad es necesaria, dura para siempre, o lo importante es vivir sintiéndose vivo, plenamente real, porque los problemas que atravieso son mis problemas y tienen sentido para mí, porque incluso los dolores que
siento –y por supuesto también los placeres- son partes de una vida que quiero
porque sé auténtica y necesaria?

sábado, enero 14, 2006

Premio para el periodista que creó Chicagocrime.org


Hace un tiempo, el periodista Adrian Holovaty diseñó un site que recoge los delitos de la ciudad de Chicago. Ahora acaba de ganar los 10.000 dólares del premio Batten a la innovación en el periodismo interactivo. Chicagocrime.org permite hacer búsquedas en su base de datos por tipo de delito, calle en que sucedió o fecha. Y todo ello con mapas interactivos de la ciudad.

Cuando comencé la maestría en periodismo en 2005, Julián Gallo advirtió sobre este site y sobre la importancia del uso de los mapas.

jueves, enero 12, 2006

La lenta muerte de la fotografía analógica

El fabricante de productos fotográficos Nikon anunció hoy que dejará de fabricar gran parte de las cámaras que usan película de 35 milímetros, con el objetivo de centrarse en productos de fotografía digital. Éstos representaron en los últimos siete años el 95% de su negocio, por lo que la compañía ha decidido apostar definitivamente por lo digital y abandonar la película.

En el último ejercicio fiscal, la venta de productos analógicos representaron sólo el 3% de los US$ 1.500 millones que la compañía logró por su división de fotografía. Esto suponía un descenso del 16% respecto al ejercicio anterior, lo que contrasta con el incremento del 47% de los ingresos que aporta la fotografía digital.

Vía
Cadena Ser

miércoles, enero 11, 2006

Notables fotos a personajes diminutos



Estas fotos son de Audrey Heller, un fotógrafo especializado en miniaturas. Llegué a sus fotos vía Apartment Therapy.

Dolina sobre la muerte de Garrafa Sánchez II

Llegué a este texto por El Caballero de la Triste Figura. El texto de Dolina sobre Garrafa salió publicado en la edición del lunes de Olé.

"La muerte de José Luis me golpeó profundamente, me dolió. Fue un domingo muy triste de verdad para mí. Tanto mis hijos como yo lo admirábamos mucho a Garrafita, sentíamos cariño por él, por su forma de ser, jugar y sentir al fútbol. Lo conocí a través de la tarea periodística, pero a pesar de la mínima relación que tuvimos, lo quería. Era un chico especial, distinto del resto. Tomamos algunos cafés juntos y me regaló un par de camisetas. Se podría decir que José Luis era el jugador que mis hijos y yo habíamos elegido para querer. Nos caía muy simpático siendo como era: un futbolista extraordinario, postergado por la forma en que se maneja al fútbol. El no seguía las reglas. Juro que estoy desolado, como si le hubiera pasado a un familiar mío. Era el jugador por el que más afecto sentía, el que me generaba un cariño distinto. Como persona era despierto, muy inteligente, sin necesidad de que esa inteligencia tenga un título universitario. Y aparte se mantenía lejos del casete habitual de los demás, era un pibe muy genuino. En este momento, siento una especie de sensación vulgar difícil de describir. Me pongo a pensar: "¿Por qué no le pasó a uno de los tantos ingratos que hay por ahí?". Pero bueno, son sólo sensaciones, cosas que uno siente. Lamentablemente, el destino es así, no sigue ninguna ética, no tiene normas. Sólo ocurre. A Garrafita lo adoraba. Este es un momento muy duro".

González Oro, lo más escuchado de la radio


En el último trimestre de 2005, Oscar González Oro (Radio Diez) volvió a ser el más escuchado en la radio en el segmento de mayor encendido, 9 a 12. Hasta el 7° puesto en programas periodísticos de AM y FM, se mantuvieron todo el año los mismos: primero Oro, luego Pergolini en Rock & Pop y tercero Marcelo Longobardi en Radio Diez.

Contrariamente a lo que muchos piensan, Oro es escuchado en todos los estratos sociales. Gana en rating en los más altos (ABC1) y también en los más bajos (D1). Puajjjjj.

Vía
Ambito Financiero

"Con Tato, nunca traicionamos la verdad por un chiste"


Hoy se cumplen 10 años de la muerte de Tato Bores. A raíz de una producción de Clarín Espectáculos en la que participé, entrevisté a Santiago Varela, monologuista de Tato entre 1988 y 1993, años en los que escribió más de 160 textos para Bores.

Aquí va el texto completo de la entrevista.

-¿Cómo era la dinámica de laburo con Tato?
-Me reunía muy poco con él. Había una confianza mutua muy grande. Yo conocía bien al personaje y practicamente no teniamos reuniones. Yo escribía los fines de semana y leía los diarios para rescatar las novedades políticas. La relación era muy buena, pese a su fama de viejo cabrón.

-¿Cuál es, para vos, la mayor impronta que dejó Tato?
-Reflejamos un momento de la realidad política y social argentina con nivel. Nunca por hacer chiste traicionamos a la verdad. Siempre dijimos lo que entendíamos que estaba pasando, avalados por la información periodística. Hubo una defensa a ultranza del sistema democrático, y una crítica a la corrupción y al autoritarismo. Eticamente era un programa de humor, pero estaba bien solido y sustentado...

-¿Crees que el humor en la televisión de hoy está bastardeado?
-Sí, se banalizó todo. El menemismo dejó una impronta espantosa. Ahora se ve a un actor imitando a un presidente, pero todo hueco de contenidos.

-¿Quién puede hacer algo parecido en la tele de hoy?
-Petinatto. Es bueno lo que está haciendo, pero se lo tiene que tomar más en serio. Tiene que trabajar más los guiones.

Links
Clarín
Página 12
Mi querido Tato, blog homenaje

martes, enero 10, 2006

Dolina sobre la muerte de Garrafa Sánchez

"Garrafa Sánchez es el símbolo del fútbol. Sé que no es usual ponderar así
a alguien, pero acaso es para difundir una manera de ver el fútbol que no
abunda".

Alejandro Dolina

sábado, enero 07, 2006

Aguante Garrafa. Aguante la fantasía

Hinchas de Laferrere hacen una vigilia en la puerta de la clínica donde está Sánchez.

Garrafa Sánchez está desde ayer en coma profundo, luego de un accidente con su moto. Una de las versiones sobre cómo fue el accidente indica que estaba haciendo una pirueta que consiste en parar la moto sobre la rueda trasera. Lejos de las canchas, Garrafa también hace piruetas. Garrafa es fantasía. Ojalá que se mejore.

Links
Habemus Garrafa (En Zoom, a raíz de su vuelta a las canchas)
Clarín

viernes, enero 06, 2006

Algo habrán hecho es "un producto reaccionario que desalienta la reflexión"

Esa es la conclusión de las historiadoras Hilda Sabato y Mirta Lobato, que analizaron para Ñ los programas de divulgación de Mario Pergolini y Felipe Pigna.

"Vivimos rodeados de mentiras": dice Mario Pergolini a poco de iniciarse el primer capítulo del programa especial Algo habrán hecho por la historia argentina, que fue emitido por Canal 13. Junto a Pergolini, Felipe Pigna asumió el papel de quien habría de revelar las verdades que, según se desprende del diálogo, nos han sido hasta ahora ocultadas o escatimadas a los argentinos. A lo largo de cuatro emisiones, Pergolini y Pigna dialogaron sobre el pasado, comenzando por las invasiones inglesas de 1806 y 1807, para terminar (aunque prometen una nueva serie) a mediados del siglo XIX, con la caída de Rosas y la muerte de San Martín en Francia.

El programa constituye una novedad para la televisión abierta local, pues aunque la práctica de contar la historia utilizando medios audiovisuales no es nueva, hasta ahora no habíamos tenido una producción de esta envergadura que es bastante frecuente en otros países. Por ello y por su repercusión mediática, ofrece una oportunidad para discutir no sólo sobre nuestro pasado sino sobre cómo se narra aquí la historia. ¿Qué historia nos cuenta este programa y cómo la cuenta? De la mano del maestro —Pigna— y el alumno —Pergolini— Algo habrán hecho… hace un recorrido cronológico y estructura un relato en torno de algunos ejes:

* La historia tal como se ha contado hasta ahora es una tergiversación de la verdad, que este programa se propone develar.


* Nada ha cambiado en nuestra historia por lo que nuestro presente puede leerse directamente a partir del pasado y viceversa. "La Argentina es siempre la Argentina" dice, hacia el final, el alumno después de aprender lo que le ha enseñado su maestro. Por lo tanto, todo lo ocurrido se interpreta en clave del presente.

* Esa historia es la de la lucha entre los buenos y los malos. Los protagonistas son los grandes nombres: los buenos son los héroes o patriotas, que son virtuosos sin matices ni atenuantes a lo largo de todas sus vidas (con San Martín a la cabeza) y los malos son "los de siempre" y se distinguen por ser enteramente corruptos y traidores. El pasado se reduce a una sucesión de hechos (no muy diferente de las efemérides escolares) que se identifican con las acciones de esos hombres importantes que definen el destino argentino. Hoy como ayer, el mal siempre triunfa sobre el bien, pero los buenos insisten y la historia vuelve a empezar.

* También hay un "pueblo", que aparece mencionado aquí y allá, siempre de manera genérica (el pueblo es uno y homogéneo) y del lado de los buenos.

* La Argentina existe desde siempre: se habla de la nación, del estado nacional y de los argentinos como entidades eternas.

Con estos ejes no muy novedosos, el programa propone un formato innovador. Maestro y alumno van hacia el pasado, y mientras dialogan, hablan con los personajes y se identifican con sus temores y ansiedades. Las escenas combinan cuadros del presente (Pigna y Pergolini en Londres, París, Rosario, la campaña de Buenos Aires) con otras que ficcionalizan algunos hechos narrados (batallas, asambleas, fusilamientos) siempre con los grandes personajes en primer plano y con la ocasional intrusión de Pigna y Pergolini como observadores participantes. Hay un importante despliegue de mapas, croquis y dibujos; en cambio, es muy escaso el uso de material documental a pesar de su existencia y disponibilidad.

Así, esta propuesta tiene limitaciones importantes. El guión prescinde de algunos de los elementos clave de un relato cinematográfico, tales como la consistencia y el crescendo narrativo. Aquí, las cartas están echadas desde el primer cuadro; todo el resto es una mera confirmación de lo que sabemos de antemano.

Los interrogantes son sólo retóricos, pues la respuesta ya se conoce. Por caso: frente a las sucesivas campañas militares encabezadas por Manuel Belgrano, Pergolini es categórico: "A esta altura ya no tenemos dudas: en Buenos Aires a Belgrano lo odiaban" —sin preguntarse quién, por qué, ni cómo un hombre como él encaraba y aceptaba sin más esos destinos—, a lo que Pigna responde: "No te quepa duda". Dudas es lo que no hay en este relato; esa ausencia achata el diálogo y simplifica la historia.

El acartonamiento de la conversación en que el maestro recita largos párrafos a un alumno que repite, acota, y "aprende" las lecciones de la historia se acompaña con su opuesto: los guiños constantes, cómplices y prejuiciosos entre los dos amigos, que a su vez extienden a los televidentes. Por ejemplo, cuando aparece la caricaturesca figura de un militar brasileño amenazando con la guerra (allá por 1826), Pergolini espeta "¿Qué dice el brasuca?"

Las puestas en escena de eventos específicos abundan en detalles inverosímiles, como los cuadros de batalla con soldados impecablemente vestidos, el parlamento de Castelli ante el fusilamiento de Liniers, el capitán del barco envenenando a Moreno (presentado como verdad indiscutible, cuyas pruebas —claro— no existen), o la grotesca dramatización del cabildo abierto del 22 de mayo. El material de archivo, el despliegue gráfico y las escenas ficcionalizadas no cumplen otro papel que ilustrar las palabras. Son como estampitas destinadas a meter por los ojos lo que ya se está diciendo en el diálogo. Si estos son los problemas de un formato que prometía otra cosa, los que presenta a la interpretación histórica son aún más serios.

Uno. El programa reitera y refuerza las visiones más patrioteras de la historia argentina. Retoma las figuras de los héroes más rancios del panteón nacional y las versiones más esencialistas de la nacionalidad argentina. Como en las tradicionales historietas de Billiken, se comienza con las invasiones inglesas, que sirven para denostar a los ingleses (de allí en más serán villanos de la película), para mostrar desde la primera escena al primero de los corruptos (Sobremonte, en una escena desopilante por lo inverosímil) y para hablar ya de los buenos por venir, sobre todo Belgrano. Esta figura aparece en el primer plano de la historia de la revolución, cuyo tratamiento es réplica de los relatos escolares, con los "patriotas" a la cabeza. Todas las incertidumbres y turbulencias de la época revolucionaria quedan subsumidas en un cuentito ejemplar.

En un segundo momento, cuando "la Argentina parecía un sueño a punto de morir… un hombre avanzaba en silencio…" para enfrentar "al imperio, a la traición y a su propio destino de héroe": San Martín. El tratamiento de su figura recorre varios programas, pero desde la primera escena resulta indiscutible: estamos frente al virtuoso total. No hay, sin embargo, explicación o interrogante alguno acerca del porqué de su virtud y sus benéficas acciones (los héroes no se explican: SON). Sólo sabemos que él luchaba y luchaba, mientras sus enemigos acérrimos buscaban su destrucción. Aquí, un nuevo villano ocupa la escena: "Buenos Aires", antes cuna de la revolución pero de pronto nido de todos los males y los malos.

La contrafigura más importante de San Martín es Bernardino Rivadavia. Sus iniciativas de cambio son ridiculizadas como "cabalgata modernizadora que no se detiene ante nada" y mientras en pantalla se enumeran sin comentarios sus obras (la creación de la UBA, el Museo Histórico Nacional, la Caja de Ahorro, entre muchas otras) por otro lado se lo sindica como corrupto y coimero, pero —de nuevo— no hay intentos por explicar ni al personaje ni a su época. Lo que sigue es más de lo mismo: Lavalle es malo/tonto, Dorrego es buenísimo, Rosas es astuto y cruel, pero está con la soberanía nacional, y hasta se vuelve sobre la ya remanida (y demolida) imagen de "la anarquía" de los años 20. Una historia maniquea, sin matices y que poco innova sobre esa historia "oficial" que pretende cuestionar.

Dos. El programa remite a una forma muy tradicional de escribir la historia. Algo habrán hecho… se acerca al pasado ignorando toda la historiografía de los últimos cincuenta años. No hay ningún intento por analizar procesos ni estructuras. Los hechos se suceden por obra y gracia de héroes y antihéroes. En segundo lugar, no se atiende a ninguna de las dimensiones del pasado que hoy constituyen la materia principal de los historiadores en todo el mundo: lo social, la economía, la vida política, el mundo de las representaciones y la cultura. Si de vez en cuando se introduce alguna mención que supone una referencia a un actor social o político ("la oligarquía", "el pueblo", "los caudillos", "los estancieros"), no se hace ningún esfuerzo por ubicarlos en el tiempo, describir sus características o analizar sus transformaciones. Y no es que la historiografía argentina carezca de estudios sobre esos temas: los hay, de diversas orientaciones, y podrían haber servido para introducir una visión menos estereotipada de nuestro pasado.

En tercer lugar, en esta visión la historia es cosa de hombres. No sólo las mujeres no aparecen como protagonistas, sino que las referencias a ellas son a la vez prejuiciosas ("¡Qué bagarto!" dice Pergolini frente a la imagen de una mujer que no conoce; "No, pará —lo instruye Pigna— que ésa es Encarnación Ezcurra, la mujer de Rosas") y equivocadas. Así, de las tertulias se dice que servían "para que las familias engancharan a sus hijas con algún doctor o militar soltero", mientras que los varones participaban —como verdaderos hombres— de las tertulias revolucionarias. Se ignora todo lo escrito sobre esas formas de sociabilidad donde la mujer cumplía importantes roles.

Tres. Para acomodar la realidad a su versión del pasado, el programa incluye omisiones, errores, anacronismos y tergiversaciones sobre hechos que son conocidos y han sido largamente analizados. Apenas algunos ejemplos: el rol revolucionario de Saavedra y de las milicias que él comandaba queda totalmente desdibujado, pues entraría en contradicción con su imagen de antihéroe (frente a Moreno); se tergiversa el lugar de Gran Bretaña en las guerras de independencia (sólo se habla de presiones que habría ejercido ese país contra la "voluntad independentista" y no de las conocidas actuaciones en sentido inverso); se reducen los conflictos entre unitarios y federales a la disputa por las rentas de aduana; se distorsiona la historia del sufragio, pues al presentar ese tema para la coyuntura de 1820/21 y el ministerio de Rivadavia —"el malo"— se omite toda referencia concreta a la ley de 1821 que estableció el voto activo para todos los varones adultos libres; en cambio se pasan dos imágenes: la primera refiere a un discurso pronunciado por Dorrego —"el bueno"— cinco años más tarde y la segunda teatraliza una escena de comicios inverosímil según los estudios actuales sobre elecciones.

Cuatro. El programa aplana el pasado, lo simplifica y lo equipara al presente, sin preguntarse por las diferencias y cambios que atravesó la sociedad argentina en dos siglos. Para subrayar las continuidades y mostrar que todo es lo mismo, utiliza un recurso de manera reiterada: en el relato del siglo XIX inserta imágenes del pasado reciente para forzar así la identificación entre aquella historia y los traumáticos sucesos de los últimos treinta años. Cuando el cadáver de Moreno es arrojado al agua (como se hizo durante siglos con todos los muertos en alta mar), Pergolini y Pigna reflexionan en la costanera del Río de la Plata y una voz en off acota: "Era el comienzo de una oscura tradición argentina", refiriéndose a la práctica criminal de la última dictadura militar, de arrojar a ese río los cuerpos de detenidos-desaparecidos. Cuando se menciona el 24 de marzo como fecha de inicio del Congreso de Tucumán, se da este intercambio:

Pergolini: —¡Un 24 de marzo!

Pigna: —Pero por aquel entonces esa fecha no tenía la connotación tan nefasta que tiene hoy en día.

Esta modalidad se exacerba en la referencia a la ley de amnistía de Rivadavia ("ley del olvido") pues, con ignorancia absoluta de cómo funcionaba entonces la vida política y las instituciones, se la equipara a las leyes de Punto Final y Obediencia Debida de 1987 y al indulto a los militares de la última dictadura, y se incluye, de manera anacrónica, una larga escena con imágenes de las protestas frente a esas medidas encabezadas por los organismos de derechos humanos. Algo equivalente ocurre con el levantamiento de Lavalle (un levantamiento entre muchos otros) al que se sindica como "el primer golpe de estado de la historia argentina". Estas operaciones no son inocuas. No sólo obstaculizan cualquier intento de pensar el pasado en sus propios términos sino que mitigan los problemas del presente. En efecto, si todo siempre fue igual, si la Argentina desde sus orígenes más remotos tuvo golpes de estado, desaparecidos, militares asesinos e indultos, entonces los crímenes recientes sólo son un eslabón más de una larga cadena y sus responsables pueden lavar sus culpas en el altar de una historia siempre igual a sí misma. Más que derribar mitos y develar verdades, como pretende el programa en sintonía con la apuesta más general de divulgación histórica liderada por Pigna, Algo habrán hecho… funciona retomando y consolidando viejos mitos de la historia argentina. Y si aquel "vivimos rodeados de mentiras" se presenta como una promesa inicial de crítica profunda, al uniformar el punto de partida y de observación, termina por ofrecer un producto reaccionario, que impide la interrogación, deslegitima el debate y desalienta la reflexión, tanto sobre el pasado como sobre nuestro más cercano e igualmente complejo presente.

Sobre el trabajo del periodista

“Todo periodista que no sea demasiado estúpido o demasiado engreído para no advertir lo que entraña su actividad sabe que lo que hace es moralmente indefendible. El periodista es una especie de hombre de confianza, que explota la vanidad, la ignorancia o la soledad de las personas, que se gana la confianza de éstas para luego traicionarlas sin remordimiento alguno.”

Janet Malcolm

(Vía Barra de Seriales)

jueves, enero 05, 2006

Dog, excelente comercial de BBDO para Bridgestone


Un perro va a ver a su novia muy contento y se la encuentra con otro. "Dog" es un muy buen spot de BBDO Bangkok Ltd para Bridgestone Corporation.

Leticia Brédice, tapa del segundo número de Playboy

Bredice, en Rolling Stone en abril de 2004 y en la nueva tapa de Playboy.

Leticia Bredice es la tapa de la segunda edición argentina de Playboy, que saldrá el 10 de enero. Como muestra la foto, Bredice ya había posado con poca ropa en la edición local de Rolling Stone.

Links
"Me gustan las mujeres" (Entrevista)
Visualmente

miércoles, enero 04, 2006

Flickr embebido de las fotos de Dolores Fonzi para Playboy



Este post es una práctica sobre cómo embeber Flickr en tu blog. Gracias a Julián Gallo, que en su blog puso instrucciones precisas sobre cómo hacerlo.

lunes, enero 02, 2006

2006, el año de Mozart


Este año que comienza es el año de Mozart. Varias ciudades implicadas, muchos festivales, decenas de obras en escena, libros y colecciones celebrarán el 250 aniversario del nacimiento del músico, que se cumple el 27 de enero. “Una figura como Mozart permanecerá siempre como un milagro inexplicable”, decía Goethe. Y permanece.


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Sinfonía nº 41, en Do Mayor, Kv551 Júpiter, Mozart

Links
Mozart enamora (El País)
Mozart manda en un año de efemérides (Diario de Cádiz)

domingo, enero 01, 2006

Año nuevo, según El Roto


El Roto es uno de los grandes humoristas gráficos españoles. Aquí va su viñeta a raíz de año nuevo.
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