"Chiche" Arano y el tiki tiki

Fui a ver a Huracán en sus últimos tres partidos como local (Godoy Cruz, River y Banfield). Ganó los tres y por momentos me vi con una media sonrisa, aplaudiendo de pie a un equipo del que no soy hincha. Todo por el ya famoso tiki tiki del equipo de Cappa.

Anoche, fue quizás el peor partido de todos. Estaban imprecisos, boludos por momentos, como dijo uno de la popular con vocación de plateísta. Pero, durante algunos minutos, las cosas volvieron a su lugar. Y en una jugada intrascendente, el defensor Carlos Arano -ex Racing- hizo algo revelador. Tomó impulso para reventarla, la pierna ya había hecho el recorrido largo del que está a punto de revolearla al carajo, sin destino o con el único destino de matar una paloma o un ángel.

Pero el tipo frenó dos segundos. Pensó. Pude ver que pensó un rato. La pisó, hizo pasar a un delantero en zona peligrosa y se la pasó a un compañero. Me gustó la jugada -casi contranatura para un jugador de sus características-, pero mucho más disfruté con el comentario de una chica, sentada arriba mío y al lado de su padre.

Cuando Arano hizo lo que hizo, escupió una carcajada, le dio un codazo al hombre y dijo: "Pá, no lo puedo creer: a Arano le cabe el tiki tiki". Esa frase fue, quizás, un ensayo sobre este equipo de Cappa. El mérito del hombre no es hacer jugar bien a Pastore o a De Federico. El mérito mayor, el medular, es hacer que Arano piense dos segundos.

Y levante la cabeza -la cabeza arriba, chango, diría mi padre- y se anime a hacer una gambeta y darle un pase a un compañero que seguramente sabe más que él. En suma: que Arano piense que reventar la pelota es, en un equipo como ése, una ordinariez que ni siquiera él se merece.

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