martes, noviembre 22, 2011

Las Coca Cola del abuelo


Hace un tiempo, escribí este post sobre el recuerdo de mi abuelo. Ahora, un primo mandó una foto de él durante los carnavales en Los Yungas, La Paz (Bolivia). Comparto la foto y el texto.

Muchos veranos de mi infancia los pasé en Coripata, el pueblo de Bolivia en el que nació mi papá y vivió mi abuelo toda su vida. Es un lugar de origen aymara y con fuerte tradición cultural afro boliviana.

Ricardo -así se llamaba- fue cocalero, arquero, dueño de una pequeña despensa y de un gran humor, varias veces alcalde del pueblo y padrino de comunión de generaciones de chicos. Un año, no sé por qué, él se enteró de que en mi casa estaba prohibida la Coca Cola. No recuerdo si era por motivos económicos o sólo por ánimo paterno.

El mismo día que llegué -era evidente que yo era su nieto preferido y no lo disimulaba- me recibió con un abrazo. Y me dijo: "vení".

Bajamos por unas escaleras oscuras de su casa. Y abrió la puerta de un depósito en el que había decenas de cajas con decenas de botellitas de Coca Cola. De una columna, atado con un piolín, colgaba un abridor. Me miró a los ojos y dijo: "Ud. puede sacar todas las que quiera".

Es, quizás, el gesto más tierno que yo haya recibido de un abuelo. Es, quizás, lo que los abuelos deberían hacer: malcriar, querer y consentir, sin preguntar, sin dar consejos, sin decir nada.

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1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Simplemente .. hermoso!

12:04 a.m.  

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