martes, enero 23, 2007

Gran Hermano, según Alan Pauls

Tal vez el error de Gran Hermano sea seguir presentándose como un formato de entretenimiento cuando en rigor es algo más vulgar, más político y quizá más necesario (algo de lo que precursores como Suar, Pablo Codevila o Claudio María Domínguez, los primeros frutos de la telegenesia argentina, nunca gozaron): una agencia de casting, un centro de reclutamiento, una institución educativa especializada en cultivar endemias catódicas, esas formas de vida que sólo pueden existir en el ecosistema de la televisión.
Nota completa de Alan Pauls, en Radar
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