martes, enero 06, 2009

Sobre el amor y otros miedos

En marzo de 2007, entrevisté al director Cesc Gay, a raíz del estreno de Ficción en el Festival de Mar del Plata. Además de gustarme su película, el tipo me cayó muy bien.

Charlamos largo. De su película, que tiene como locación a los Pirineos, de hacer cine en España y, principalmente, del amor. La película es una hermosa historia de amor, pero de amor no concretado. Recuerdo mucho lo que me dijo en la charla: "El historial amoroso de cada uno de nosotros está compuesto no sólo por las historias concretadas y las no concretadas, sino también por aquellas que ni siquiera germinaron. Hombre, hablo de los besos no dados, de las veces que no nos animamos por gilipollas".

De regreso a mi habitación, esa tarde, hice un repaso de las veces que no me animé. Recordé una vez, en Tucumán, cuando mire mucho -pero mucho- a una chica en un colectivo. Y ella, antes de bajarse, se acercó y me dijo: "¿Me vas a decir algo? Porque estás mirándome hace rato y yo me bajo en la próxima parada". Comí los mocos con cuchara sopera y no fui capaz de articular palabra. Otras veces tomé el seis en ese horario, pero nunca más la vi.

Ustedes, queridos lectores de Zoom, ¿tienen historias de amor no concretadas? ¿Me las cuentan?




Para ilustrar este post, van dos videos. El primero es una escena de Ficción y el segundo es un corto precioso, que puse en Zoom en agosto de 2006. Se llama El sueño del caracol y dura unos 13 minutos. Vale la pena.

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8 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Muy linda la anécdota. Todos tenemos historias no concretadas, historias que no fueron (por miedos, inseguridades o lo que fuere). Pero yo no las pondría en la categoría "historias de amor"...

1:12 p.m.  
Blogger Diego Jemio said...

Magui: ¿En qué categoría las pondrías? ¿Acaso el amor es únicamente el amor exitoso? ¿Cuando no somos correspondidos o no nos animamos no puede llamarse amor? ¿Hago demasiadas preguntas? Besos

Diego

3:49 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

Todas son historias de amor. Incluso aquellas que no cuentan siquiera con un beso o una mirada perdida.
¿Acaso no puede amarse aquello que se espera? ¿aquello que está en alguna parte y todavía no se encuentra?
Yo al menos prefiero amar así, antes que vivir el desamor.

(No te conozco pero te amo, antes de que llegues, antes de saberte en alguna parte).

M.

4:27 p.m.  
Blogger Unknown said...

Yo no te amo Diego pero tenemos cosas en común. Lo invito a pasar por mi blog. Un abrazo, hermano.

5:04 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

En todo caso, ¿qué significa que el amor sea exitoso? (¿Por qué lo que es viable es un bien? ¿Por qué durar es mejor que arder?, diría Barthes). No estoy hablando de eso, pero esas historias inconclusas de amores solitarios permiten ilusionarse con que todo hubiese sido perfecto (pero no real porque nada hay perfecto, ¿no?).
No son muchas preguntas, pero sí hay muchas respuestas para esas preguntas. Y da para largo.
Besos

10:04 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

Un vez me enamoré en serio de un chico antes de conocerlo. Así, apenas me hablaron de él, me enamoré. Al tiempo me alojó en su casa y convivimos varios días. Compartimos todo menos el derecho de roce. Nunca me animé a tocarlo ni a darle un beso ni a decirle verbalmente todo lo que me gustaba, pero siempre estuve a punto: él tenía una novia que, para peor, estaba lejos. Después de esta historia, que nunca pero siempre fue, he pensado que el amor a la distancia suele ser más sagrado que el de todos los días. Nos despedimos una noche y nunca más nos volvimos a ver. Al tiempo nos confesamos por teléfono cuánto nos queríamos (a él le pasaba lo mismo que a mí!). Hasta planeamos varias veces encontrarnos en lugares remotos, gastamos fortuna en llamadas de amor, pero por una cosa u otra nunca pudimos volvernos a ver. Hay una canción de Sabina que dice, "no hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió". Este fue el reproche que siempre me hice al pensar que quizás sí hubiese funcionado, en la vida real.

11:30 p.m.  
Blogger Mariel said...

El amor inconcluso, dice Dolina, es siempre capullo, siempre pasión. Por tanto, es el predilecto del poeta, de la Literatura.

Yo, que he vivido varios de esos amores (que más que amores, resultan musas), me quedo con el real. No se si exitoso (acaso, cómo se mide eso? por cantidad de bienes, besos, hijos u orgasmos?).

Pero el amor más intenso y maravilloso es el que se alimenta de la seducción. Y la seducción es un juego de a dos. Disculpen mi sencillez por preferir las historias con piel, miradas y sudores.

Quedarme prendida a un instante de extasis, me ha dado mucho más que varios desencuentros, disparadores de poesías.
Cuando los besos sobran, las palabras huelgan.

8:56 p.m.  
Blogger Unknown said...

De las vecs que no me he animado... sólo me arrepiento. Aún en el supuesto fracaso, uno siempre aperende, crece, junta experiencia para la pròxima como quien amontona paja para techar el ranchito. Los amores , fallidos o no, corajudos o cobardes, nos preparan para el siguiente amor. Que no es cierto que hay uno solo y para toda la vida, che.

4:56 a.m.  

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