jueves, abril 09, 2009

Ajedrez en el Lezama


Don Rovira acaba de mandar a todos a la reputísimamadre. Perdió un partido de ajedrez. Pero eso no le molestó. Dice que le indigna que opinen cuando él está jugando. Cuando le quedaban dos peones y estaba acorralado, le dio un bastonazo al tablero. Y se fue, enojadísimo. Antes desafió a cualquier a jugar por 5, por 10 o hasta por 100 pesos. "Pero allá abajo, sin nadie alrededor. Con silencio no me gana nadie", puteó, señalando el anfiteatro del Lezama, que da a calle Brasil. Yo no acepté el desafío. Pero tampoco dije una palabra en todo el juego.
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