lunes, abril 06, 2009

Del padrino cultural


No soy padrino de mis sobrinos. Pero sí me eligieron como una suerte de padrino cultural del mayor. Es un cargo que inventó mi hermano. El se considera medio bestia para estas cuestiones y cree -equivocadamente- que yo puedo hacer algo por Lucio y supongo que luego por Nicolás.

Me parece un cargo harto difícil porque debo ejercerlo a la distancia y porque requiere -una vez más la palabrita- equilibrio. Con cierta angustia, imagino un niño excesivamente estimulado e interesado sobremanera en libros, discos, muestras, canto gregoriano y otras cosas aburridísimas.

Si hay una imagen que quiero evitar es la de Lucio conociendo a una chica y diciéndole: "Permítame, señorita, que le cante una vidala". Y el chico iniciando un suicidio social, con un Solo en mi rancho olvidado, solo muy lejos de vos. Mi corazón destrozado. Pena, ternura y dolor.

Como no quiero eso para mi sobrino porque lo adoro aunque él todavía no lo sabe, la elección será cuidadosa, lenta y sin ser pesado. Le iré presentando viejos conocidos del tío, músicos que a él le gustan y en los que, quizás, coincidamos. No le tengo miedo a la diferencia generacional. Creo que vamos a coincidir. O que, al menos, él me presentará a los suyos.



LA PETAQUITA
(Mazurca)

Tengo una petaquita
para ir guardando
las penas y pesares
que estoy pasando.

Pero algún día,
pero algún día,
abro la petaquita,
la hallo vacía.

Todos los hombres tienen
en el sombrero
un letrero que dice
"casarme quiero".

Pero algún día...

Todas las niñas tienen
en el vestido
un letrero que dice
"busco marido".
Dicen que le hace
pero no le hace,
lo que nunca he tenido
falta no me hace.

Pero algún día...

La petaquita, de Violeta Parra

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2 Comments:

Anonymous diego said...

Es una hermosa tarea, aunque muy difícil de ejercer. Yo también la practico a la distancia y mi táctica es salir a dar vueltas en el auto con algún CD en el estéreo. Mientras hablamos de lo que aprende en el cole o de cualquier otra cosa le voy preguntando si le gusta lo que está escuchando. O sin hablar, me pongo a cantar los estribillos que a mi más me gustan, para ver si se entusiasma (esto último es lo que hay que evitar, que el pibe elija lo que más le guste a él).

4:42 p.m.  
Blogger Luciana Schubmann said...

Diego, te cuento una cosa: el nieto del esposo de mi mamá fue a casa de los 8 a los 13 años. Por las noches, llamábamos a los murciélagos, liberábamos víboras atrapadas, juntábamos minerales, y yo (con un mínimo conocimiento de geología, debido a una experiencia también mínima en la facu) le enseñaba a clasificarlos. Le ponía a él y a sus amigos "tocatta y fuga" de Bach y bailaban como locos. Ojo, yo me hice experta en mortal combat. En fin, Grego ahora tiene 20 años, y está en tercero de geología. Mi homenaje a él, que me hospedó en su infancia, me salvó de la locura (poéticamente hablando), y me creyó cuando le decía que el mundo puede ser un lugar más justo.

5:51 p.m.  

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