sábado, septiembre 26, 2009

Diez cosas sobre Caperucita


Anoche fui a ver "Caperucita, un espectáculo feroz", con dirección de Daulte y -hacete un elenco- Valeria Bertucelli, Héctor Díaz, Alejandra Flechner y Verónica Llinás. Acá van algunas cosas que pensé luego de la obra y al día siguiente. Y ahora, que me siguen dando vueltas imágenes.

1) Daulte es garantía de calidad. Si vas a ver algo del chabón, es difícil que salgas diciendo que es una cagada, que te defraudó. Es bueno y ya. En esta obra, cumple el doble rol de autor y director. Pero también hizo Nunca estuviste tan adorable, Estás ahí?, La felicidad, etc.
2) ¿Cómo mierda hizo para darle esas vueltas a una historia que todos conocemos? ¿Cómo transformó al lobo en lo que la obra muestra? ¿Cómo hizo para ver una historia desde tantos ángulos para tranformarla en otra, más inteligente y lúcida que la original? Cuenta que partió de algunas preguntas sobre el monstruo en la dramaturgia, pero también en el cine y en la literatura.
3) Caperucita es una leyenda. No es un cuento escrito. Esta versión puede ser tranquilamente la versión. Quién sabe.
4) Todos están muy bien, todos son buenos actores. Pero Llinás es sublime en el papel de abuela, que en algún momento es abuela lobizada.
5) Hija de puta la madre. ¿Por qué la manda sola?
6) La obra va del delirio a la tragedia, sin escalas, sin saltos bruscos, con maestría.
7) Siempre que veo una obra buena me pasa lo mismo: pienso que el teatro como espectáculo es insuperable, tan movilizador que dan ganas de salir, llorar, ir a un restaurante a comer cosas ricas, dar besos ídem, gritar, hablar, no sé. Es una cosa acá. Sé que el término no es muy crítico. Pero es acá.
8) Está todavía en cartel Baraka, también con dirección de Daulte.
9) La puesta de Caperucita es impecable.
10) El texto que viene con el programa también. Ahí, Daulte dice: "Silvia no sabe a quién amar. Ni siquiera sabe que esa posibilidad está a su alcance. La red de afectos en la que se encuentra funciona para ella como un obstáculo. Aprender a amar es una tarea que lleva toda la vida. En el ineludible afán de querer a otros nos volvemos torpes, egoístas, y casi siempre nos equivocamos. Caperucita, como dice Víctor en la segunda parte de la obra, está atrapada. Y nadie puede ayudarla a salir. El afecto es muchas veces una trampa. Y como su semblante es noble, suele ser una trampa sumamente eficaz".

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1 Comments:

Anonymous magalí said...

"Aprender a amar es una tarea que lleva toda la vida. En el ineludible afán de querer a otros nos volvemos torpes, egoístas, y casi siempre nos equivocamos".
Que clara la tiene Daulte y que placer seguir sus obras en teatro.
Buen post. Beso.

12:36 p.m.  

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