domingo, noviembre 01, 2009

Ajávenacá


Me regalaron un chocolate. Venía con una calcomanía de una ameiva, una especie de lagarto. Hermoso el bicho. Pero más linda la descripción: "Al igual que la mayoría de los lagartos, esta colorida y llamativa especie de tonos azules y verdes infla su garganta para llamar a las hembras, como mecanismo de defensa y territorialidad".

Quedé maravillado con el comportamiento del bicho. Y con el hecho de que su plan de conquista sólo consista en un gesto: inflar la garganta. Pensé que sería bueno que uno, con un solo gesto, pueda conquistar a la hembra elegida, a la más le guste.

"Claro que existe", me dijo Andrea, la colombiana que vive conmigo. Dice que en la costa de su país, en los bailes, los chicos están por un lado y las chicas por el otro. Y que los machos eligen a sus hembras. Cuando tienen la suya, la miran y le dicen en voz alta: "Ajávenacá", así, todojunto y rapidito. Si ella va, le gusta. Si no va, fin del juego. Es como inflar la garganta. Sabios los lagartos. Sabios los costeños.

1 Comments:

Blogger Rodrigo Bastidas said...

también hay otra opción en ese "ajávenaca" y es la posible respuesta del "ajáytuque"... en ese momento las cosas se vuelven confusas.

11:59 p.m.  

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