sábado, septiembre 24, 2011

Se me vuelve camalote el corazón


Mis amigos se ríen de mi afición por los datos inútiles. Cuando les cuento algo con entusiasmo, me dicen: "Uh, ya está el pelotudo éste con sus ¿Sabías qué...?" Pero no me rindo. Cuando viajo, me encanta traer esos datos inútiles, ver cosas nuevas y escribirlas en este blog.

Estuve en Santa Fe unos días. Aprendí cuántos litros de leche se necesitan para hacer un kilo de queso, qué tiempo necesita un ternero para tener crías y muchas cosas de río. Vi un espinel -me acordé de Oración del remanso- y me di cuenta lo maravilloso de la observación de Jaime Dávalos en "Canción del jangadero". El camalote efectivamente tiene forma de corazón. Una constatación fundamental para la vida cotidiana.

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