jueves, noviembre 24, 2011

Carta de una hija de desaparecidos a Bussi

Hoy leí la noticia que usted está agonizando, va camino a su muerte y decidí escribirle desde mi tristeza.

Triste noticia, la de su espera en una clínica de la capital de Tucumán, cuando en realidad usted debería estar en una clínica de prisión.

Triste noticia la de su inminente muerte porque usted finalmente no pasó por la cárcel donde todo genocida debería estar.

Triste noticia que nos impide llevarlo a juicio por el secuestro, desaparición y tortura de nuestra madre Nelida Azucena Sosa de Forti. Usted es el principal responsable y mientras se muere, nosotros seguimos buscando saber qué pasó con nuestra madre, dónde están sus restos para poder darle un entierro digno, como el que usted tendrá sin merecerlo.

Triste noticia que su crimen quede impune porque usted no solo es responsable de la desaparición de mi madre, a quien mandó a secuestrar el 18 de febrero de 1977 junto a mis 5 hermanos de 16 a 6 años, todos forzados a bajar de un avión de Aerolíneas Argentinas en Ezeiza, cuando viajaban a Venezuela para encontrarse con mi padre. Usted es también responsable de numerosos crímenes, abusos y robos realizados a ciudadanos tucumanos que aun esperan, como nosotros, que la justicia se haga una realidad. Y es también responsable de haber marcado traumáticamente nuestras vidas siendo muy jóvenes y de lanzarnos al exilio, experiencia difícil que se sumó al insoportable dolor de no saber nunca más nada de nuestra madre.

Triste noticia que usted muera sin el juicio ni el castigo necesario. Pero sepa que no logró destruir el legado humanista de mi madre, ni su memoria, ni su afán solidario, ni su defensa de los derechos sociales ni su prédica contra toda injusticia, porque toda ella vive en nosotros, sus hijos, como práctica viva en todos los países que nos han acogido.

Triste noticia la de su inminente muerte, pues siempre esperamos verlo sentado frente a los jueces gozando de las garantías que usted siempre violó. Y nos queda la duda de si algún día la justicia dejará de ser tan injustamente lenta.

Dra. Silvana Forti
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