Noche en La Soleá
Llegué a las diez de la noche. No había nadie, salvo dos tipos y una mina; uno de ellos tenía una guitarra, que comenzó a tocar al rato. Y un viejo comenzó a cantar, con la voz rotísima. Dos horas después, había unas 50 personas en un salón para 30. No hay escenario, no se cobra derecho de espectáculo y sólo pasa una gorra de tanto en tanto.
Me gustó. Fue una primera aproximación al flamenco, de lejos, sin hacer palmas porque alguien me dijo que se enojan cuando no se hacen con criterio. Al final de la noche, cerca de la una, llegó un grupo de gitanos. Uno llevaba gorra Nike y pinta de hiphopero. Es el que más me gustó. Cantaba con harto dolor. Con dolor viejo, casi prerrománico, ja.
3 Comments:
Muy lindo lo que contás, dan ganas de estar ahí... Un abrazo.
Otra opción buena es Candela, en Lavapiés, viejo. Flamenco puro escuché ahí. Te mando un abrazo.
Pedro: Sí, pasé por Candela. Pero hay un problema: quisieron cobrarme ocho euros. Y La Soleá es gratis, así que opté por ésta. De todas formas, intentaré de nuevo. Abrazo
Diego
Publicar un comentario
<< Home