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jueves, diciembre 13, 2012
Lazo de un solo tiento
Ya Cruz me había advertido que no hiciera preguntas. Yo consideraba inútil la advertencia, puesto que por respeto y por principio jamás pregunto nada a nadie. Quien quiera hablar, que hable, que exponga, que se confiese, si es gusto, su necesidad, su agrado. Desde chango aprendí, entre paisanos, que en la soledad, el diálogo está de más. El monólogo es el lazo de un solo tiento que va armando sus rollos, encebados de prudencia, de comprensión, y termina por pialar los más altos sentimientos de la buena amistad, de la altiva y cabal relación entre los hombres del campo. Se puede dialogar con respecto a la naturaleza, a potros y pastos. Pero jamás intentar penetrar en la sagrada zona del corazón de un paisano, o descubrir de golpe su íntimo pensamiento.
Anoche salí con unos amigos. La noche comenzó en una pizzería. Al final de la cena, a algunos se les hacía tarde. Seguimos en un bar. Después de la copa, otros tantos se fueron. La gente decía a qué hora tenía que levantarse al otro día. Quedamos tres. No sé por qué me gusta tanto esa tertulia última, final, esa cosa de buscar bares abiertos en la ciudad para seguirla. Esa cosa de siempre encontrarlos.
Pocas veces, cuando el plan es tertulia libre y trago, me parece tarde. No quiero volver a casa. No me parece un plan. Anoche, cuando regresaba a casa algo confuso por el vino, me encontré tarareando la Canción de las cantinas, de nuestro semidios Chivo Valladares. Pensé en esos versos Qué se amontona en la noche. Qué canción vuelve a crecer. Que vino por las cantinas. Florece al anochecer ...
No es el ángulo recto que me atrae, ni la línea recta, dura, inflexible, creada por el hombre. Lo que me atrae es la curva libre y sensual, la curva que encuentro en las montañas de mi país, en el curso sinuoso de sus ríos, en las olas del mar, en el cuerpo de la mujer preferida. De curvas es hecho todo el universo, el universo curvo de Einstein.
Hoy se cumplen 13 años de la muerte de Enrique Cadícamo. Cuando yo sea grande, me gustaría escribir un verso como el de Nunca tuvo novio. Tiene registradas más de 1200 obras.
¡Yo, con mi montón de desengaños
igual que vos, vivo sin luz,
sin una caricia venturosa
que haga olvidar mi cruz!
Ubicación: Capital Federal, Buenos Aires, Argentina
Soy Licenciado en Comunicación Social (Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino, Tucumán). De 1996 a 2000, trabajé en el diario El Siglo; luego pasé a La Gaceta hasta 2003. A finales de ese año, gané la Beca Clarín Para Jóvenes Profesionales. Desde ese entonces, vivo en Buenos Aires. En 2005, cursé la Maestría en Periodismo de Clarín y la Universidad de San Andrés. En 2008, recibí la beca Programa Balboa para Jóvenes Periodistas Iberoamericanos, que se realiza en Madrid. Actualmente, escribo para Clarín (Espectáculos, Viajes y revista Viva), La Gaceta y El Cronista, entre otros medios.