jueves, diciembre 13, 2012

Lazo de un solo tiento

Ya Cruz me había advertido que no hiciera preguntas. Yo consideraba inútil la advertencia, puesto que por respeto y por principio jamás pregunto nada a nadie. Quien quiera hablar, que hable, que exponga, que se confiese, si es gusto, su necesidad, su agrado. Desde chango aprendí, entre paisanos, que en la soledad, el diálogo está de más. El monólogo es el lazo de un solo tiento que va armando sus rollos, encebados de prudencia, de comprensión, y termina por pialar los más altos sentimientos de la buena amistad, de la altiva y cabal relación entre los hombres del campo. Se puede dialogar con respecto a la naturaleza, a potros y pastos. Pero jamás intentar penetrar en la sagrada zona del corazón de un paisano, o descubrir de golpe su íntimo pensamiento.
Yupanqui en El Canto del Viento
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