martes, abril 15, 2008

70 años sin César Vallejo


Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.

Todos saben que vivo,
que soy malo; y no saben
del diciembre de ese enero.
Pues yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.

Hay un vacío
en mi aire metafísico
que nadie ha de palpar:
el claustro de un silencio
que habló a flor de fuego.

Yo nací un día
que Díos estuvo enfermo.

Hermano, escucha, escucha...
Bueno. Y que no me vaya
sin llevar diciembres,
sin dejar eneros.

Pues yo nací un día
que Díos estuvo enfermo.

Todos saben que vivo,
que mastico... Y no saben
por qué en mi verso chirrían,
oscuro sinsabor de féretro,
luyidos vientos
desenroscados de la Esfinge
preguntona del Desierto.
Todos saben... Y no saben
que la luz es tísica,
y la Sombra gorda...
Y no saben que el Misterio sintetiza...
que él es la joroba
musical y triste que a distancia denuncia
el paso meridiano de las lindes a las Lindes.

Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo,
grave.

Espergesia

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3 Comments:

Blogger Estrella said...

Vengo de Blog Comprimido, seducidda por los versos de Vallejo.

1:13 p.m.  
Blogger victoria said...

Hay ganas de volver, de amar, de no ausentarse, y hay ganas de morir, combatido por dos aguas encontradas que jamas han de istmarse.

Hay ganas de un gran beso que amortaje a la Vida, que acaba en el áfrica de una agonia ardiente, suicida!

Hay ganas de...no tener ganas. Señor; a ti yo te he señalado con el dedo deicida: hay ganas de no haber tenido corazon.

La primavera vuelve, vuelve y se irá. Y Dios, curvado en tiempo, se repite, y pasa, pasa a cuestas con la espina dorsal del Universo.

Cuando las sienes tocan su lúgubre tambor, cuando me duele el sueño grabado en un puñal, hay ganas de quedarse plantado en este verso!

"Los anillos fatigados"

10:05 p.m.  
Blogger Julio said...

Sí, sí...

9:55 a.m.  

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