Escribir con sueño

El domingo, a raíz de una nota, tuve que levantarme a las cinco de la mañana. Fui a hacer el backstage de un programa de radio que va de 6 a 8. Aunque no tenía que entregarla con urgencia, la escribí apenas llegué a casa, con una mezcla de sueño, estímulo y estómago revuelto.
Me sorprendió cómo, en menos tiempo de lo habitual, la nota estaba hecha. Al sentarme frente a la máquina, casi sin mirar el anotador, el copete salió rápido, un párrafo llamó a otro párrafo y el final fue cayendo, inevitable y sin necesidad de forzarlo. Todo con una prosa verborrágica, rápida como para no quitarle más tiempo a la cama que estaba esperando.
Con esto no quiero decir que la nota esté buena ni mucho menos. Pero sí me sorprendió -quizás por el sueño o quizás porque los censores que uno tiene adentro aún estaban dormidos- cómo escribir se convirtió en un hecho más o menos natural, cuando habitualmente no lo es.
A la tarde siguiente, leí la nota. Corregí errores de dedo y boludeces así, pero ya estaba. Raro, ¿no?
Etiquetas: periodismo
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home