domingo, abril 08, 2012

El puto móvil


Kike es un amigo colombiano al que quiero mucho. Cuando vivíamos en España y sonaba su teléfono mientras charlábamos, él decía: "¿Sabe qué, parce? Estoy muy a gusto charlando con ud. y no voy a atender el puto móvil". Y el teléfono sonaba y sonaba hasta que, finalmente, quedaba mudo. No sé por qué, ese gesto me parecía precioso. Era un deseo manifiesto de no querer interrumpir la charla, no cortar el diálogo, no permitir que el afuera entre en esa confesión laica que puede ser una charla de amigos. Por eso, no entiendo demasiado la necesidad de reportarse a sí mismo todo el tiempo que a veces implica Twitter u otras redes sociales que yo también uso. Es cortar el chorro, no dejar que la cosa fluya, estar pero no estar. Para ilustrar este post, encontré una linda tapa de la revista The New Yorker.

1 Comments:

Anonymous magalí said...

Comparto la idea y la tapa es genial (dan ganas de gritarle al pibe: "¡chabón, mirá todo lo que te estás perdiendo!"). Deberíamos aprender más de la naturaleza.

9:05 p.m.  

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