martes, mayo 13, 2008

Talibanismo gastronómico


Ayer fui a Osuna (Andalucía) a la presentación de una novela histórica. Como suele suceder en esos viajes, compartís buena parte del día y la mesa con otros periodistas. Entre ellos, había uno que tenía una rareza, al menos para el resto del grupo: era andaluz -tierra de Lorca, de Picasso, de los gitanos y de los excesos- y vegetariano.

Es más que vegetariano: no come huevos porque no quiere dañar a las gallinas; no come pescado porque no está de acuerdo con las condiciones de extracción de las piezas y no usa ropa de lana porque, explica, las ovejas sufren mucho cuando las esquilan. Y, claro está, tampoco ropa de cuero.

Inmediatamente, el grupo comenzó a masacrarlo a preguntas. Algunas eran genuinas e interesantes y otras respondían al mero deseo de boludearlo. Pensé en lo difícil que debe ser convertirse en vegetariano en Famaillá y en lo fácil que puede ser en Nueva York. En suma: que depende del entorno. Y España no es un país amigable en ese sentido.

Y pensé que nunca conocí a un vegetariano que sólo sea vegetariano; quizás mi amiga Cecilia Buldain sea una excepción. En general, son militantes, le explican a los carnívoros lo mal que hace la carne y lo bien que se sienten a partir de haber tomado esa decisión tan sabia.

A mí me da igual lo que la gente se meta en la boca. Pero me indigna un poco que quieran evangelizarme. Desde que llegué a España, comí sólo una vez carne de vaca. Acá el pescado y los mariscos son excelentes y no extraño la carne roja. Pero de ahí a pensar que la lechuga sufre porque la arrancan de la tierra es otra cosa. De hecho, este chango contó sobre los frutarianos, que sólo comen frutos secos, frutas y bayas.

Pienso también que es una decisión que, en cierto punto, atenta contra tu vida social. Sos un distinto, alguien que tiene que llevar el tupper a un lugar o pedir -molestar- para que te cocinen otra cosa que no tenga ninguno de los ingredientes que vos no podés comer por tus caprichos alimentarios. En suma: talibanismo gastronómico.

1 Comments:

Blogger victoria said...

Sumo una persona más a la lista de vegetarianos sin afán de docencia. Vos tambien la conoces, mi amiga Lucía. Podes decir entonces que -para vos- son dos.

10:18 a.m.  

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