martes, julio 28, 2009

Una vida sin goles


Duran menos de cinco minutos, pero me gustan las conversaciones previas al inicio del fútbol, ya en el verde césped, que no es tan verde ni tan césped. Son telegráficas y están siempre interrumpidas por alguien que se adelanta pa patear una pelota o saludar al nuevo que llega.

Hace unas semanas, hablaba con uno de los changos sobre cómo se notaba, con sólo mirar un poco, quién había jugado mucho de chico y quién no.

Y él me contó una anécdota que da lugar a este post.

-En el diario escuché decir una cosa tristísima sobre ese tema.
-¿Qué cosa? Que los padres no lo dejaban jugar...
-No, todavía peor. Un compañero de sección dijo: "Yo nunca en mi vida metí un gol".

Me quedé mudo, pensando cómo es la vida de alguien que nunca metió un gol en su vida. Nunca, ni en un picado, ni en el living de su casa ni en los torneos de colegio ni a su padre -que suelen dejarse ganar- en un parque.

Y sentí unas ganas de arropar al chabón ese al que no conozco. De invitarlo los miércoles, de agarrar una pelota y, con toda mi torpeza a cuestas, buscar eludir al arquero y dejarlo en ridículo, tirado en el suelo como botella de jardín. Recién ahí, con el momo inerte, darle la pelota a él. Para que tenga que empujarla mansamente. O, si prefiere, reventarla contra la red por el sólo placer de verla preñada de gol.

Le daría al tipo un abrazo que sepa abrazar. Y le diría Maestro, no sabe lo que se perdió. No sabe.

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6 Comments:

Anonymous Anónimo said...

¿por qué no da el mismo placer atajar un gol que hacerlo?. ¿Es el mismo placer...?
Andrés

12:56 p.m.  
Blogger Diego Jemio said...

Andrés: Ud plantea un tema harto difícil. Uno, a priori, piensa que la vocación de un niño es pateadora y no atajadora. Pero el placer de atajar está, quizás, en sentirse hermoso por un rato durante el vuelo, en evitar la caída del arco y en ser el responsable del uhhh de la tribuna. Alguna vez, Zidane dijo que había algo que él disfrutaba más que un gol: era hacer dar la pelota en el palo y sentir el uhhhhh de una cancha llena. Quizás para uds, el uhhh y el aplauso cerrado de un gol evitado sea el equivalente al gol mismo. Quizás esté hablando cagadas: siempre fui un pésimo arquero. Abrazo grande
Diego

7:25 p.m.  
Blogger Juanjo Domínguez said...

En Primera División hubo varios jugadores que se retiraron sin haber hecho goles. Uno de ellos era Víctor Sotomayor, que llegó a salir campeón del mundo con el Vélez de Bianchi. El ex Argentinos y Boca Christian Traverso tampoco hizo goles.

8:09 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

Peor que no hacer un gol es nunca jamás merodear el área propia con propósitos defensivos...
A ver si bajás para algo que no sea sacar del medio, Jemio.
Perder 8 a 5 contra Telam!!!! Renuncie, montonero Jemio, renuncie.


Diego H

4:20 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

Diego H: Te voy a contestar con una anécdota que tiene como protagonista a un jugador de Atlético Tucumán. Alguna vez, alguien le reclamó más sacrificio adentro de la cancha, actitud un poco botona, dicho sea de paso. Y el hombre, un 10 de los exquisitos -obvio que no es mi caso-, contestó: "Qué crees que esto es atletismo. Bajá vos que para eso sos burro". Abrazo y ya tendremos revancha con los de Télam.
Diego J.

4:29 p.m.  
Blogger Rodrigo Bastidas said...

buen post! me encantó la idea y nunca había pensado sobre eso, además porque soy un "goleador" tardío: mi primer gol lo metí a los 14 años, y fue una sensación inigualable. finalmente la vida es como el fútbol: siempre habrá una metáfora futbolística para cada momento de nuestra vida: estar en la banca, pelear el descenso, ganar un campeonato... en fin!
por eso recuerdo mucho la frase de Ribeyro, escritor peruano: "nadie sabe lo que es una tristeza real, hasta no conocer una derrota deportiva"

saludos desde Colombia...!!!

7:00 p.m.  

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