El quinteto de cuerdas de Preciados

En Madrid, como en otras ciudades grandes, hay muchos artistas callejeros. De todos ellos, un grupo me llama la atención. Es un quinteto de cuerdas, que se para en la calle Preciados, antes de llegar a Sol.

Hacen una suerte de grandes hits de la música clásica. Son buenos y no me extrañaría que alguno de ellos toque profesionalmente en una orquesta. Pero más me llama la atención la reacción de la gente. Todo el mundo que pasa por el lugar se para un rato; algunos escuchan y se van. Y otros se instalan, se sientan con sus hijos o solos. Y el estuche de uno de los instrumentos sirve de gorra, que no deja de hacer ruido de monedas.

Quizás sea sólo la belleza de las piezas. O quizás sea, también, la sorpresa de escuchar música culta en una peatonal llena de estatuas vivientes y locales del Corte Inglés.

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