Vivite una vida

Supe de Javier Villafañe por algunos entrevistados. Por gente que me hablaba de él como un tipo íntegro, como el gran referente de los títeres en la Argentina y en buena parte del mundo hispano. Supe también que el tipo recorrió el país, luego América, luego Europa y luego Asia. Y que hizo muchos viajes en un carromato tirado por un caballo, al que llamó La Andariega. Así presentó funciones de títeres en decenas de pueblos.

Movido por la curiosidad y no por una tarea periodística, fui al homenaje que se le hizo hoy en el Centro Cultural de la Cooperación, al cumplirse 100 años de su nacimiento. Había una mesa llena de sus viejos afectos, que lo recordaron con tanto cariño que emocionaba. Contaron anécdotas, leyeron textos preciosos y se pasó una película. En suma: se recordó a ese tipo que se calificaba como un vagabundo, pero cuya actividad fue clave en la formación de titiriteros en el continente, sin contar su prolífica producción literaria que incluye poesía, narración y, claro está, teatro.

Cuando conozco un poco esas vidas -me pasó con Sixto, con el Chivo o con tipos de esa estirpe- sólo puedo sentir una profunda admiración por esas pasiones inquebrantables, por esas ganas de hacer. Me surge una forma de cholulaje y quiero saber sobre esos tipos, sobre sus valores y sobre cómo se gastaron sus vidas día por día y año por año como si fuese el último. Como si todo valiese la pena.

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