lunes, mayo 19, 2008

La cocina y el amor


Una de las causas más incuestionables de la buena cocina es, como ya saben ustedes, la pasión del amor; del amor puede nacer una buena cocina, por la esperanza de que la buena cocina avive la respuesta amorosa de la persona amada. Hay mujeres que al enamorarse apasionadamente de un hombre tienden, entre otras cosas, a convertirse, con referencia al objeto de su amor, en cocineras excelentes, pacientes, eficacísimas. Lidia había sido una buena cocinera, pero el grado de perfección y de generosidad a que llevó sus conocimiento culinarios aquella temporada me hace pensar que se enamoró de quien luego sería el Glosador. Sin la intervención de un movimiento del corazón, profundo y real, aquella mesa no hubiera llegado a la calidad que notoriamente obtuvo. Fue un torrente, una inundación de ternura convertida en sofritos y salsas, picadillos y suquets.
Josep Pla, en Cinco historias del mar, un libro que estoy leyendo. Y que se transformará en esos que, cuando terminas, te hace preguntar: ¿Qué será ahora de mi vida sin este libro?

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